Tras un largo proceso de negociaciones, el pasado mes de octubre la Unión Europea y Canadá firmaron el Comprehensive Economic Trade Agreement, más conocido como CETA, un tratado de libre comercio que supondrá un beneficio de 12.000 millones de euros para los países europeos y 8.000 millones de euros para Canadá.
El acuerdo, que afecta a unos 545 millones de personas, supone una reducción del 99% de aranceles en los intercambios de la UE y Canadá, así como una estandarización de las normas y procedimientos entre ambas regiones.
¿Qué ventajas aportará el CETA para el comercio internacional?
El acuerdo supone un impulso para las exportaciones entre ambos territorios. Se calcula que las empresas exportadoras españolas ahorrarán cerca de 600 millones de euros al año. Además, los exportadores ya no deberán cumplir con dos normativas diferentes, hecho que facilitará las negociaciones entre la UE y Canadá. Y, entre otras ventajas se abrirá el mercado de obras públicas, de manera que la UE podrá acceder a las licitaciones canadienses con igualdad de condiciones respecto a las empresas locales.
Finalmente, desde la Comisión Europea se muestran convencidos que la aprobación de este tratado supondrá un impulso positivo para aquellas negociaciones comerciales en curso, como por ejemplo el TTIP, entre la UE y Estados Unidos.
¿Qué supone este acuerdo para España?
El balance, durante los últimos cinco años, ha sido positivo para España situando al país en una favorable posición comercial respecto Canadá. Según datos del ICEX, en 2015 el superávit comercial para España se situó en 384 millones de euros, y las principales exportaciones correspondieron a productos farmacéuticos, maquinaria y aparatos mecánicos, combustibles y aceites minerales, bebidas y vehículos automóviles.
Así pues, se espera que con la entrada en vigor del CETA las exportaciones de España a Canadá aumenten notablemente.
Asimismo, la liberalización del mercado de obra pública canadiense permitirá a España incrementar el número de proyectos en el país americano. En definitiva, el CETA reforzará la presencia de España en el mercado canadiense, estrechando las relaciones bilaterales entre ambos territorios.
Un pacto no exento de críticas
Pese a los múltiples beneficios, el tratado no ha estado exento de críticas. Desde posiciones de izquierda defienden que el CETA ha sido negociado con opacidad y para beneficio de las multinacionales y no de los ciudadanos. De la misma manera, algunos movimientos antiglobalización se han mostrado críticos con el nuevo sistema de tribunales privados de arbitraje, que deberán resolver litigios entre inversores y estados.
Fuente: Ibercóndor